Albada 328

                                                                               (Paris,Eliot Erwitt) 

AMOR DESCATALOGADO
 (10 de febrero de 2013)


Todo sucedió mientras tú me hablabas de París y tenías los ojos verdes. Recuerdo que anoté tu nombre y tu teléfono en un trozo pequeño del primer folio rasgado que encontré; debajo, casi no me cabía, puse en letra pequeña tu correo electrónico mientras te seguía escuchando París-París. Los nervios, la emoción. Sé también que metí aquella esquinita de papel en el libro que tenía más a mano entre los montones de libros que siempre me rodean a diario, mientras te sonreía asintiendo con la más boba de mis sonrisas y tú mirabas con disimulo, ojos verdes de nuevo, mi gesto de autómata envolviendo entre páginas desconocidas la ruta de nuestro destino… ¡y todo sin dejar de hablarme de París!

El mundo se derrumba y nosotros nos enamoramos te dije yo como una aprendiz de Ilsa Lund, y tu te reíste y me volviste a repetir a lo Rick Blaine el we’ll always have Paris que hacía juego con mi frase.
Supe entonces, supimos los dos sin ninguna duda, que se acababan de trenzar nuestras vidas para siempre esa mañana, la misma mañana en que nos habíamos conocido y debíamos separarnos. Aquella en la que hicimos de París lo venidero, lo que la vida nos debía y que por fin, tan generosa como imprevista, nos entregaba.

Qué sería yo la que llamara cuando estuviera lista; qué tú me esperarías todo el tiempo que fuera necesario; qué el cielo de París es siempre dulce y llueve al calor de la primavera… qué te tomes tu tiempo pero ven pronto conmigo, amor, qué yo te espero, y…. y como en una película con segunda parte de final feliz tú te marchaste para aguardar mi llamada junto al Sena.

Buena bibliotecaria al fin y al cabo, en un principio no me preocupé y pensé que lo encontraría. Busqué y busqué el libro en el que dejé guardada tu dirección entre los miles de volúmenes de esta biblioteca inmensa donde nos conocimos. Un libro en cuyo título no me fijé, un libro perdido que contenía el mundo. He pasado días y meses nadando en un mar de papel en busca de nuestra felicidad. Desespero estante tras estante, año tras año, viendo como me es imposible encontrarte. Parece como si aquel trocito de papel con nuestras vidas se lo hubieran tragado todos los miles de tomos de colores. Veo asomarse promesas entre los anaqueles infinitos y, encerrados, cielos lluviosos y brumas sin aviones. Amor distraído, amor descatalogado al que sólo le queda pasar página y recordar tu mirada aguamarina. Bye, Bye Casablanca.



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