Albada 199


(collage J.M. Ubé)

SIESTAS DEL VERANO
18 de julio de 2010


“Hoy los mirlos están alborotados”… Bukowski no es buen compañero para la siesta. O quizás sí, piensa: tal vez está bien ser un tipo corriente, al que le pasan las mismas cosas que les pasan a todos; un hombre gris, un ser de vida rutinaria protagonizando un largo poema que empieza “más solo que un huerto seco y agotado”, por ejemplo. Historias ordinarias, minimalismo narrativo abierto sobre la colcha a rayas verdes y naranjas: la belleza de la indolencia, la placidez de la apatía.

El verano es lento y promete mañanas extensas junto a la piscina con los niños; y largas, larguísimas siestas en los cuartos oscuros donde el ser humano ensaya finales tras las persianas bajadas.
Hace calor, es julio todavía y sólo dos perros locos ladran en la calle a una luna desaparecida.
Pasaron las fiestas, pasaron los goles del Mundial… por pasar hasta ha pasado el beso de Iker al que poco han tardado en poner etiqueta y precio… Todo es ahora recuerdo, bono de piscina y una bolsa con la toalla y el libro de Bukowski húmedo junto al bañador.

Por la puerta abierta del dormitorio la ve trasteando en la cocina. Parece que hace años que no la ha visto: los párpados más gruesos, los labios más delgados, la cintura que apenas se insinúa… pero tras las arrugas reconoce a la mujer de la que había estado/estaba –¿aún?– enamorado. Tuvieron dos hijos, una hipoteca y un coche; protagonizaron historias normales, discusiones cotidianas, un poco de excentricidades y nada, por supuesto nada, de heroicidades. Siempre habían sido estupendos protagonistas –¡quietos, sonreír!– para una cámara de fotos. Más cerca y más ajenos verano tras verano ¿Y si le preguntara dónde ha estado todo este tiempo?

Sigue haciendo calor, son las cuatro todavía y los dos locos perros nunca acaban de quedarse afónicos. ¿No saben que la luna siempre ha preferido a los gatos y se enredará con ellos jugando en los tejados mucho tiempo antes de que baje hasta la calle?
“Entretanto / me ducho / contesto el teléfono / hago huevos duros / estudio el movimiento y el deterioro / y me siento tan bien / como cualquiera / mientras paseo al sol”... y lee a Bukowski, definitivamente siempre lee a Bukowski en las siestas de cada verano.

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