Albada182




(alcaraván. foto de A. Sáez)



PRIMAVERA

(Diario de Teruel 21 de Marzo de 2010)

Al alumno de la tercera mesa, según se entra el cuarto en la fila de la izquierda, le han mandado en clase que haga un inventario. No es un inventario cualquiera, a él le parece un inventario raro. Al parecer, con eso de que ya empieza la primavera, al maestro le ha dado por ahí: no se ha conformado con la tan socorrida redacción “tema dos puntos primavera”, sino que ha embarcado a toda la clase en un sinfín de tareas a cuál más peregrina.


Los hay que van a hacer un censo de los nidos de vencejos bajo los tejados; los hay que buscarán los dormideros de autillos y lechuzas, o se atreverán, incluso, a hacer serias disquisiciones sobre cómo el macho del gorrión de pecho más oscuro se queda con las migas de los donuts (cada vez más escasos los gorriones, nos advertiría si pudiera Félix). Otros imitarán al inefable Calvino e intentarán seguir a un gato callejero en su deambular por la ciudad; hay incluso quien se encargará de plantar el socorrido huerto, tan ecológico como su buena voluntad y el tiempo les permitan; los hay que deberán anotar el color cambiante de las irisadas lagartijas dormidas en las solanas…
Un inventario botánico de los alcorques de tu barrio: efectos de la primavera ¡Aquello le sonaba a chino!... Primero, claro, tuvo que enterarse de lo que significaba la palabreja, y, después, comenzar con paciencia a aprenderse los nombres de las plantas.
No imaginaba el alumno cuarto de la fila de la izquierda, que con la afición a su herbolario, cada vez más extremada, la mirada se le estaba volviendo tan dorada.
Ahora Alfanhuí anota despacio mientras repite en voz baja: -dos ejemplares de cebadilla de ratón (Hordeum murinum), tres de Llantén (Plantago mayor), una amapola (Papaver rhoeas), tres excrementos de perro...

En cuclillas frente el alcorque, bajo el agitar sonoro de las hojas recién nacidas del platanero, puede adivinar el bombeo de las sales y nutrientes desde lo más profundo de la tierra. Hasta la superficie de aquel pequeño universo, hasta el oasis en medio del asfalto de apenas dos metros cuadrados, sube y se extiende sin descanso la savia transparente que él ya es capaz de percibir.

Mientras el laborioso Alfanhuí escribe, mientras decenas de otros Alfanhuís se afanan en sus industrias y andanzas por la ciudad, todos están de acuerdo en que ésta será una hermosa primavera. La primavera de la infancia y el recuerdo. Aquella misma primavera en la que el maestro cada día terminaba las clases contándoles las aventuras extraordinarias del niño de ojos como el alcaraván.

1 comentario:

  1. Excelente Albada!! Esos ojos tienen algo especial, fuera de lo común, quizás el mensaje de la existencia no esté tan lejos!!!

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