HEROES
“Que el mundo fue y será una porquería, ya lo
sé, en el quinientos seis y en el dos mil, también…” cantaba allá por los
años treinta un impertérrito y mordaz Carlos Gardel en Cambalache. El resto de la letra de aquel
viejo tango se sigue adaptando como un
guante a nuestros días, pareciera que
la hubieran escrito hoy mismo para nosotros: “Hoy resulta que es lo mismo ser derecho que traidor, ignorante, sabio o
chorro, generoso o estafador... ¡Todo es igual! ¡Nada es mejor! Lo mismo un
burro que un gran profesor. No hay aplazaos ni escalafón, los ignorantes nos
han igualao. Si uno vive en la impostura y otro roba en su ambición, da lo
mismo que sea cura, colchonero, Rey de Bastos, caradura o polizón…”
Afortunadamente,
para vacunarnos del sarcasmo desesperanzado, saber de vez en cuando de la existencia
de algunos seres extraordinarios
nos reconcilia con la vida y nos hace mantener encendida la creencia de
que “no todo puede ser igual”. Precisamente
esta misma semana, aunque lamentablemente a raíz de su asesinato, hemos
conocido la importante labor que realizaba el biólogo español
Gonzalo Alonso Hernández.
Con
gran valor y eficacia venía trabajando
en la defensa de uno de esos delicados y frágiles territorios donde todos (aunque no sepamos ni
siquiera situarlos en un mapa) nos estamos jugamos el futuro.
El
Parque de Cunhambebe por el que
luchaba es el segundo más grande de Brasil. Se trata de una importantísima masa
de bosque atlántico original, cada día más escaso y raquítico (va desapareciendo
a velocidad de vértigo) imprescindible
para el equilibrio del planeta y especialmente valioso porque en él se “refugia”
multitud de fauna y vegetación en vías
de extinción que no se encuentra en ningún otro lugar. El bosque atlántico está
considerado prioritario entre los
intereses mundiales de conservación ya que su ecosistema es uno de los más diversos y biológicamente
ricos que existen.
La
historia de esta fabulosa región como Parque de 38 mil hectáreas no es muy larga, ya
que las autoridades brasileñas lo constituyeron como tal hace tan sólo ocho años, pero la labor en su creación y posterior implantación ha
sido ingente. Hay que señalar especialmente como uno de su logros el que se consiguiera
desarrollar un modelo consensuado para
la defensa del territorio que implicaba especialmente a los propios habitantes,
en ultima instancia los más interesados en que “su tierra” no fuera esquilmada
y tuvieran que asistir, como en muchos otros lugares del Amazonas, al
empobrecimiento y destrucción de sus bosques, al robo y agotamiento de sus
recursos hídricos y en definitiva a su
propio final como pueblo.
No
debió gustar mucho este plan a las
mafias y explotadores caciques de la
zona: el biólogo español que colaboraba tan activamente en los programas
gubernamentales de Brasil, especialmente en
la protección de los valiosísimos
abastecimientos de agua potable que
guarda el Parque (trece de las más importantes cuencas hidrográficas de
Brasil como las Lajes Dam Cuenca se encuentran parcialmente en él) se convirtió en el “enemigo” a batir. Su defensa del agua y sus
denuncias sobre la caza de animales en vías de extinción y la quema
de árboles le valieron múltiples
amenazas que han terminado finalmente, como
hemos sabido esta semana, en su
asesinato (también se sustrajo su ordenador personal donde guardaba datos e importante información de sus
denuncias).
A
Gonzalo Alonso Hernández le acribillaron a tiros en su casa y después le arrojaron a una cascada de esas
aguas que tanto defendió, en un último
acto de venganza y advertencia para los
que como él en un futuro quisieran seguir defendiendo el Parque.
“Siglo veinte
cambalache problemático y febril el que no llora no mama y el que no roba es
un gil. Dale que va, dale nomas que alla en el horno nos vamo a encontrar. No pienses mas, sentate
a un lao que a nadie importa si naciste
honrao . Es lo mismo el que trabaja noche y día como un buey que el que vive de
los otros que el que mata que el que cura
o esta fuera de la ley”… Así termina el tango y así podría terminar
esta historia si no fuera porque el brillante trabajo de héroes anónimos y valerosos como Gonzalo servirán sin duda de ejemplo para que otros pocos valientes como
él continúen su camino.
Un homenaje a todos ellos desde aquí.
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